José Luís Balagueró da cuenta de una alta concentración, y meditación sobre las condiciones estructurales de la pintura y su proceso. Cada pincelada en sus obras acusan dos maneras diferentes: Por un lado, representan el gesto pictórico y por lo tanto se clasifican a sí mismas como parte de la tradición de la pintura abstracta de auto reflexión. Por otro lado, cada pincelada puede ser considerada como el latido del pintor que convierte las obras en manifestaciones de la conexión física directa y “sensual” del pintor con la pintura. Esta combinación de un aura subjetiva y poética, así como la introspección conceptual del medio define todas las obras del artista.